Aunque existen más de 100 tipos de artritis, la más común se denomina como osteoartritis. Una palabra poco común para una de las enfermedades más famosas. Pero, ¿Cómo saber que padezco de esta enfermedad? En breve te explicamos.
La osteoartritis es el término como actualmente conocemos a la "osteoartrosis" o "enfermedad articular degenerativa" y debe distinguirse de la Artritis Reumatoide, con la que frecuentemente se confunde.
La primera es causada por desgaste de las articulaciones, mientras que la segunda es una enfermedad autoinmune, en la cual nuestro cuerpo produce anticuerpos en contra de sus propias articulaciones causando daño que puede llegar a ser irreversible.
Ambas enfermedades causan deformidad, principalmente en las manos, además de dolor articular. Sin embargo, el tipo de dolor, el grado de inflamación y especialmente el tratamiento de ambas son muy distintos.
Hablando de la Osteoartritis, es bueno recordar que más que una enfermedad es una condición clínica que resulta del desgaste acumulado sobre las articulaciones y que suele ser exacerbada o acelerada por vicios en el estilo de vida (sedentarismo, descuidos al realizar actividades repetitivas o bruscas), pero también por el simple hecho de padecer sobrepeso y obesidad. El desgaste de las articulaciones causa dolor e inflamación que puede ser local o incluso generalizado. Las principales articulaciones afectadas suelen ser las que cargan mayor peso (rodillas, columna lumbar y cadera) aunque puede afectar cualquiera, particularmente los dedos, donde llega a causar deformidad.
El tratamiento se basa primordialmente en FISIOTERAPIA, que es la forma en la que uno puede fortalecer los músculos que están involucrados en el movimiento de cada articulación y también asegurar el aporte sanguíneo (y con ello, la llegada de antiinflamatorios y analgésicos naturales). Como tal, la fisioterapia es la única forma de minimizar la progresión de la enfermedad. Para poder realizar la fisioterapia, generalmente es necesario recurrir al uso de analgésicos y hasta de antiinflamatorios durante periodos variables de tiempo, pero la meta es llegar a poder suspenderlos por el mayor tiempo posible. Como regla general, los antiinflamatorios (diclofenaco, naproxeno, ibuprofeno, meloxicam, etc.) no deben utilizarse por más de dos a tres semanas.
No obstante, existen personas que requieren analgésicos o antiinflamatorios de forma permanente debido al grado de afección que presentan en sus articulaciones. En estos casos existe mucho riesgo de presentar efectos secundarios de dichos medicamentos, por lo que es fundamental que lleven seguimiento por un médico con experiencia en Osteoartritis y también en el manejo de dolor crónico.
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